Tal vez nunca debí comenzar a escribir,
pero mis manías no se me quitan con el tiempo...
Logré dejar de soñar despierta,
y de imaginarme la vida de los demás, sin conocerlos...
Pero nunca pude dejar de escribir en cualquier papel
los pensamientos que vagaban por mi mente.
Podrían ser las 4 de la mañana, como esta noche;
puede que ocurra mientras estoy arqueando mis cejas ante situaciones comunes,
y escribo líneas inconclusas que no llevan a nadie a ninguna parte y
sin embargo, tengo miles de cuadernos llenos con frases inacabadas.
Dejé que le cortaran las alas a mis sueños,
que me rodearan desconocidos,
paré de sentirme importante en mi vida, para hacerle cabida a otros,
pero nunca dejé de escribir.
Tengo años sintiéndome mal conmigo misma,
no soy quien quería ser:
No escribo apasionantes novelas y dudo poder hacerlo alguna vez,
porque no me da el cerebro para el drama,
ni las ganas para la comedia... todo lo que he escrito en mi vida es sólo tragedia.
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