jueves, 22 de septiembre de 2011

Ina

Hay libros, fotografías y canciones que me recuerdan a ti.
Las largas noches hablando mal de un género específico,
cajas de cigarrillos que fumamos mientras tomábamos jugo o refresco (porque el alcohol no nos llamaba tanto).
Comíamos postres y dulces... Helados, y chucherías porque nos daba igual el día siguiente, o el que seguía... o alguna vez en particular.

Llorábamos nuestras penas y queríamos alejarnos de todo de vez en cuando.
Nos acompañábamos en felicidad y tristeza... Aunque siempre los consejos iban hacia el ser más fuertes, ambas sabemos que por dentro sentíamos que teníamos que recomponer primero los pedazos.



Eres mi amiga... A veces pienso que la única persona en el mundo a la que dejo acercarse lo suficiente para que me vea como soy. Te conocí porque eras el interés de un "amigo", y congenié contigo más de lo que pensé que haría. Pensé que siempre serías la chica del él únicamente, como tantas otras, como tantas veces fui "amiga" de alguien más. Pero fue mucho mayor mi instinto de protección, pues te vi indefensa y sola en una ciudad enorme y peligrosa, como lo estuve yo alguna vez, como lo he estado desde mucho antes de que tan siquiera supiera de tu existencia.

Hoy estoy pensando en ti, en lo mucho que me gustaría que vinieras y estuvieras conmigo, que compartiéras conmigo una caja de cigarros y una noche entera de conversas extrañas. Te extraño porque me viste realmente y me aprecias, aún con mis sombras, con mis defectos... No te incomodas con ellos, pero creo que te causan gracia... Lo cual me hace feliz. Te extaño amiga... Mucho más de lo que puedes saber.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Una sombra

¿Recuerdas mi rostro?, ¿Podrías reconocerme en un océano de caras?
Sé con certeza que yo no te reconocería, envejecemos rápido, por nuestros ritmos de vida... aunque si alguno de los dos ha madurado más, no sabría medirlo. 

Estoy tratando de recordar tu cara, la cual odié con casi tanto ahínco como adoré a mi amor platónico de la adolescencia. No fue sorpresa encontrarme tratando de recordarte, porque te vi en una foto y no supe quién demonios eras. Tu cabello ha menguado, te has encorvado y tu cintura ha crecido. Tu sonrisa sigue igual de falsa, y tu mirada sigue con esa chispa de genialidad, pero a la vez de negrura y decepción. 



Algunas veces he pensado que nadie en el mundo puede decirte qué quieres hacer con tu vida... Y me doy cuenta de que tenías razón en unas cosas, no en todas. Ceder en esto me ha llevado casi 10 años... Dame otros 10 para ver si te doy la razón en todo, pero lo dudo... Aún así, dame ese tiempo para ver si logro terminar de olvidar que existes.

Probablemente todos tenemos ese lazo que queremos olvidar, ese pequeño detalle del tiempo que queremos borrar y que dejara de existir en la memoria. Es doloroso ver a un ídolo destrozarte el alma, las esperanzas y mirarlo sin sentir un odio profundo... Porque te odié, oh si, te odié con todas y cada una de las fibras de mi cuerpo, y de mi alma, si es que quedó algo de ella en medio del desastre que dejaste. 

De pronto un día, tantos años después, tratando de comerme mi orgullo, me di cuenta de que ya no te odiaba, ni te despreciaba, que los años obligándome a no recordar habían hecho lo suyo... ¡Te había olvidado!, que bienestar tan extraño... Pensé que celebraría; trataría de reírme de ti porque casi una década después, había logrado lo que tu habías hecho durante toda mi existencia: Te había olvidado, ya no recordaba que existías, y me lo tuvieron que recordar. 

Aún así, luego de tanto tiempo, me picó la curiosidad y busqué tus fotos, y me di cuenta de que el tiempo pasa sin duda alguna, y que tus hijas siguen siendo lo más bello que existe en el planeta, que tu mujer sigue siendo una dama excepcional y que tu... Sigues siendo el mismo ser superficial, excelente en lo tuyo e ignorante en todo lo demás. Una vez me dijiste: ¡no sabes cómo es la vida! Resulta que creo que puedo enseñarte a vivir, con mis desvelos, con mis mañas, vicios, sueños malogrados, con mi fracasos emocionales, sentimentales, y hasta profesionales. 

Quizá te volviste en una más de las sombras en mi vida... y realmente no sé qué se puede obtener de una sombra... Sé que no has pasado tiempo pensando en mi, porque después de todo, tu tiempo es oro y yo no lo valgo para ti. Pero decidí que ya tu no vales ni un segundo más del mío. Así que por ahora, y hasta que el viento cambie de dirección, será la última vez que piense, escriba o hable de ti. 

martes, 6 de septiembre de 2011

El sueño.

Decidimos jugar a lo que no se juega... A lo que está prohibido, porque después de todo, somos como gatos.

Queremos hacer del platonismo algo sadista en muchos sentidos, porque es lo que inunda nuestras mentes y  debería callarse.

Jugamos con nuestros egos, porque es lo que nos sobra todo el tiempo. Tentamos a la suerte con el peligro. Sabemos que somos insensibles a las emociones comunes, pero sabemos recrearlas bien.


Conocemos perfectamente que estamos jugando con nosotros mismos, porque es un reflejo casi perfecto lo que tenemos en frente, y aún así sabemos con certeza que no podemos lastimar nada, que no hay nada que perder. Me tomas la mano, y la presionas contra tu pecho, puedo sentir tu corazón palpitar, y puedo mirar tus ojos y saber que algo no planificado y maravilloso pasará... Porque eres un gato, como yo. 

Luego despierto sabiendo que era un sueño, recorriendo mi cuerpo un escalofrío... Mi mente es ágil, mi piel no se queda atrás, te soñé una vez más.