domingo, 15 de julio de 2012

¿Para qué mentir?

¿Para qué mentir, si puedes leerme sin el menor esfuerzo?
¿De qué me sirve intentarlo, si ni siquiera tengo el valor para hacerlo?
Llegaste, me destruiste y te fuiste,
así que me esfuerzo en recoger los pedazos,
que siguen rodando por el suelo.

Supiste desde la primera noche que soy vulnerable,
mucho más de lo que aparento,
y sin embargo, aquí me tienes,
con la verdad en mis ojos y el miedo a mis pies
(así puedo huir más rápido)

Y te empeñas en mostrarme tu recién adquirida felicidad,
obligándome a callar y escapar,
por ser incapaz de mentir de nuevo,
sin ser obvia y absurda.

Espero desde el fondo de mi ser
que seas tan feliz como lo pareces,
que dejes de mirar a otras personas de esa forma,
que nunca más ignores a nadie,
y por último,
que jamás vuelvas a mi...
Odio mentir por otros.


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