jueves, 8 de diciembre de 2011

Estuve leyendo una teoría, según la cual, no existe y jamás ha existido una línea divisoria entre el pasado, el futuro o el presente, ya que el tiempo no es lineal, no funciona jamás como una secuencia lógica, puesto que depende en su mayoría de la percepción individual de cada persona sobre el tiempo.

Sabemos que existe el tiempo, puesto que le colocamos una unidad de medición. Una hora tiene sesenta minutos, cada minuto tiene 60 segundos, y cada uno de esos segundos están divididos en fracciones. Cuando vemos una carrera, se mide por lo general en minutos y depende básicamente de quién llegue a la meta antes. ¿Qué tan cierta es la teoría que estuve leyendo?

Después de leer el artículo, pasé de inmediato a meditar sobre mi vida. Me di cuenta de que la teoría de la relatividad podría ser vista desde ángulos misteriosos para cada uno. Pero hoy me quedo absorta pensando en el tiempo. Siento a veces que he perdido mi tiempo y que la vida se me escurre por entre mis dedos, que mientras me apresuraba a vivir cosas, perdía la perspectiva del tiempo que no pasé analizando lo que hacía, y de pronto estoy aquí sentada escribiendo sobre el tiempo y la vida... aquello que todos solemos menospreciar en algún momento.

Nunca fui la más inteligente, ni la más bonita, pero siempre fui la más inquieta, ruidosa y terca: tengo un reloj interno que hace TIC TAC a un ritmo de locos, así que siempre tengo que ir más rápido, más veloz, ser siempre la primera, ser siempre la que ya está allí. ¿Por qué mi relojito no me marca el tic tac más lento?

Tengo 25 años, estoy en un país diferente al mío que no me termina de convencer mucho, pero sin embargo aquí estoy. Sigo con mi tic tac ensordecedor mientras estoy pausada. Mientras tú lees esto pensando en que esto no tiene sentido, pues no... no lo tiene. Jamás ha sido ese mi punto... Tener sentido carece de sentido para mi.