miércoles, 22 de junio de 2011

...

 A veces me pongo a pensar en que cada día me despierto sin querer hacerlo...
   que todos y cada uno de ellos pienso que quizá sea mejor no levantarme,
   que no hay nada por lo que valga la pena luchar,
   el hambre dejó de molestarme,
   el dolor dejó de fastidiarme,
   las lágrimas se secaron en mis ojos...

   Comencé a lastimar a los que estaban en mi alrededor,
   solo para saber qué pueden sentir por mi,
   manejar sus sentimientos, sus emociones,
   sus dolores, sus tristezas,
   cual juguetes,
   como marionetas de madera,
   que se rompían en ciertos momentos.



   Me volví hábil en el arte de la seducción,
   me complacía generar deseo,
   me encantaba ser todo y nada a la vez
   para ver en los ojos esa esperanza que yo no sentía ya,
   para sentir en los demás eso que yo no siento,
   Solo para darme cuenta de que puedo
   hacer que me amen, tan fácilmente como puedo hacer que me odien.

   

Mi cuerpo pasó rápidamente a ser parte del juego,
   era objeto de placer,
   fue mi catalizador para pretender ser honesta,
   comenzó a ser mi herramienta favorita,
   como si fuese necesario su uso,
   tal como un florero en el cual pones flores
   yo ponía grandes cantidades de feromonas,
   unidas a miradas, pequeños roces.


  

 Dejé de ser honesta con ellos, 
   comencé a usar a todos para mis propios fines egoístas,
   partí de la idea de que era preferible herir 
   antes de ser herido.
   Es difícil llegar al fondo,
   Nunca hubiese llegado de no ser por aquellos que me aman,
   aquellos a los que herí sin quererlo.
   Un monstruo, me llamaron... ¿lo soy?

   Soy una deforme criatura que perdió su norte,
   ¿Soy, básicamente, una criminal de ilusiones?
  
 No quiero serlo...
  pero... 

¿Por qué arriesgarme a salir herida, si es más fácil herir?
   ¿Por qué no herir?
   He sido lastimada... 
   ¿Por qué los demás no pueden ser lastimados?


   
Lo que me diferencia de los demás
   es que estoy consciente de los sentimientos que genero...
   Deseo, Lujuria, Ternura, e inclusive, he generado amor...
   Es posible que el problema radique en que
   el deseo no es recíproco,
   que la lujuria es ficticia,
   que la ternura no existe realmente en mi mirada,
   en que el amor nunca va acompañado de ilusiones...

Soy un monstruo,
soy una mujer,
soy todo aquello que me han enseñado a ser.


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