... Y me pides que no sienta
cuando me elevas de mis pies,
y me mantienes soñándote en las noches...
Me pides que no sienta dolor,
mientras clavas tenazas hirvientes en mi piel...
Para después tenerme cerca,
oliendo tu perfume,
sin poder tocarte o besarte.
Es una tortura inimaginable tenerte cerca,
oírte decirme que me deseas,
que quieres tenerme para ti...
Pero me pides que no sufra,
que no duela...
Y mi piel arde, junto con mi mente,
y todo este tiempo he querido
tan solo unos minutos a solas,
y cuando por fin llegaron,
sólo supe decirte que no.
Porque después de todo,
me estás pidiendo que no sufra,
que no me duela...
Y dejarte hacerme algo,
es como ver el sol mucho tiempo.
Puedo y quiero seguir jugando,
pero lleguemos al borde,
sin cruzar las líneas,
para que la piel sólo queme en soledad,
y las noches no se prolonguen...
que tu lengua no acaricie la mía,
ni tus dedos toquen mi ser.
Así que si llegas a amarme, que sea en tu mente,
y que nuestros cuerpos no se mezclen
para que no romper la promesa
de no sentir dolor,
y así luego sacarte de mi cabeza.
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