viernes, 26 de agosto de 2011

blah

Los recuerdos inundan mi mente, como si fuese imposible olvidar aquellos días en los que sentía que era infinitamente infeliz, pero que ahora me doy cuenta, era exactamente lo contrario. Tenía a mi mejor amiga a mi lado, para fumarnos un cigarro y quejarnos de la vida y de lo mal que nos trataba, tenía en la calle del frente una famacia donde siempre me regalaban un chocolate; porque iba a diario a comprar cualquier cosa, el mejor restaurant japonés y chino a dos cuadras, las cafeterías más chic y bohemias a pasos de mi puerta. Era la vida perfecta, pero yo no lo apreciaba.

O bueno, no era tan perfecta, no conseguía un trabajo, no lograba mantener una relación saludable con nadie más que con mi única amiga, fumaba demasiado, caminaba en exceso, me preocupaba mi figura de forma casi obsesiva. Desarrollé una úlcera y gastritis aguda, sin mencionar fracturas anímicas. Seguía nadando en el agujero negro lleno de sombras que me persigue desde siempre.

Necesitaba huir de allí, porque básicamente ya no podía soportar sentir más... Era preciso dormirme, dejar de hundirme en el hoyo sin parar... Porque irse al lado oscuro uno solo es atemorizante. Así decidí irme del país, comenzar de cero, y volver a enrollarme en la misma situación en la que estaba inmersa, sólo que esta vez de forma consciente... y aquí estoy, con una perrita a mis pies escribiendo sobre lo mal que va mi vida, cuando hay días en los que no tengo ganas de comer, otros en los que no soporto nada más... Sigo siendo infinitamente igual que antes, sólo que en otro escenario, y sin mi mejor amiga. 

1 comentario:

Wilmarth dijo...

Si te detienes a pensar que en dos países distintos, en que estás rodeada de experiencias totalmente diferentes, te sientes igualmente miserable, lo más probable es que el lugar o las circunstancias no tengan nada que ver. Es el enfoque con el cuál estás mirando las cosas el que nunca sale del vaso medio vacío. Podrías estar en la mejor ciudad del planeta, con el mejor trabajo, y serías infeliz.

A veces, todo lo que necesitamos es un cambio de perspectiva ;)